La BKF también conocida como Butterfly (mariposa) o silla Hardoy fue diseñada en 1939 y años después se convirtió en una de las sillas más imitadas y populares en la historia del mueble moderno.
Existe una antecesora similar, la Tripolina. Aunque no consta que el autor se hubiese inspirado en ella.
Este es un asiento de campaña, plegable, ligero y de fácil traslado con estructura de madera, juntas giratorias de metal y cubierta de lona, que utilizaba el ejército inglés en el siglo XIX.
Fue patentada por Joseph Beverly Fenby un constructor inglés en 1877 y bautizada como "tripolina" por "Trípoli" la capital de la Libia italiana.
La BKF, sin embargo, es una pieza mucho más refinada y sencilla.
Su creador, el arquitecto argentino Jorge Ferrari Hardoy, nació en Buenos Aires en 1914 y se mantuvo activo como diseñador, arquitecto y planificador de la ciudad hasta su muerte en 1977.
Al egresar de la Escuela de Arquitectura de la UBA en 1937 realiza un viaje de estudios organizado por la facultad a París donde ese mismo año y hasta 1938 trabaja junto a Juan Kurchan y bajo la dirección de Le Corbusier, en el desarrollo del Plan General de Ordenación Urbanística de Buenos Aires. De regreso a su tierra natal Hardoy se convierte en un participante activo en la creación del CIAM Argentina y funda junto con Juan Kurchan y Antonio Bonet el grupo Austral.
La silla fue diseñada en 1939 para un edificio de Buenos Aires, el primer nombre que recibió fue Modelo Austral, aunque posteriormente adoptó el nombre de las primeras letras del apellido de los integrantes del grupo. BFK Bonet, Ferrari y Kurchan.
En 1940, los tres arquitectos la presentaron en el tercer Salón de Artistas Decoradores de Buenos Aires donde ganó dos premios.
Poco después en 1941 atrajo la atención de Edgar Kaufmann Jr., que acababa de convertirse en el Conservador de Diseño Industrial en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, quien compró dos sillas, una para la colección del MoMA, y otra para la nueva casa de Frank Lloyd Wright.
En 1947, Hans Knoll adquiere los derechos de su producción en los Estados Unidos y la introduce en la colección Knoll. Atrayendo la atención internacional y el éxito comercial. Debido a la popularidad que alcanza, comienzan a inundar el mercado reproducciones no autorizadas. Knoll impulsa acciones legales reclamando sus derechos de autor, pero fueron rechazadas por lo que decide suspender la producción en 1951.
Se estiman en más de cinco millones las copias realizadas por diversos fabricantes solo durante la década del 50.
Combinando piel y acero, el diseño pretendía difundir la fusión entre artesanía y producción industrial.
Se convierte en símbolo del Diseño Nacional Argentino en el mundo.